Estado de indiferencia.

Momentos en los que ni uno mismo es capaz de reconocerse, momentos en los cuales mostrar una fachada indiferente es la única manera de no autolesionarse psicológicamente...momentos en los que chillar no vendria nada mal.

Somos capaces de ver y escuchar sin plantearnos dudas algunas, pero ¿por qué a la hora de actuar frente alguna situación esa claridad se desvanece?

En ocasiones sabemos lo que debemos hacer, lo que mas nos convendria... y aún asi somos capaces de seguir martirizandonos lentamente y alargar el sufrimiento hasta un punto en el que dejamos de sentir inclinación o aversión hacia nada. Por la única razón de no saber elegir, entre vivir montado en una montaña rusa de sentimientos opuestos, algunos muy gratos y otros no tanto..., o vivir... mas bien no vivir durante un tiempo, tomar una decisión con la cual a largo plazo la felicidad acabará llegando, pero que al instante únicamente se podrá apreciar un pozo negro del cual crees no poder salir nunca.

Siempre habrá algo que nos pierda.